El jueves la profe se enfadó porque alguien llevó macarrones a la cocina sin consultar a los demás. Somos muchos y si cada uno hacemos lo que queremos se hace difícil tenerlo todo en orden.
Al día siguiente lo hablamos en el corro. A todos les pareció bien tener macarrones en la cocina. Sólo necesitábamos un bote para guardarlos y recogerlos siempre que veamos uno en el suelo.
Por cierto, ¿veis la fregadera que hay detrás? Lleva en clase desde la semana pasada. Julia necesitaba lavar los cacharritos.
Con Silvia fue a buscar al almacén la de la clase de Concha, ya no la usan.
Y hoy... ¡puf! se ha roto esta tacita. ¡Qué pena que se rompan las cosas para jugar!
Como estaba en el suelo, sin querer se ha pisado.
La hemos pegado con celo. Y hemos incluido una nueva norma: coger del suelo cualquier juguete que veamos caído.
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