SOL SOLITO HA SALIDO

Así que...  ¡al parque!

Como ya no está Sara nos han acompañados dos mamás. De nuestra clase ha venido la mamá de Martina. 

Hemos echado un sprint final y el ganador ha sido... ¡Martín!

Vaya carcajadas en el balancín.

Han acabado siendo unos cuantos.

Y con tanta emoción Lucas se acabó dando un golpe en la nariz (¡más cuidado!).

Este parque ofrece muchas posibilidades motoras y se adapta a todos los niveles. El día que alguno consiga trepar por la cuerda va a ser un día muy especial porque no dejan de intentarlo.
Trepar por este tipo de entramado de cuerdas ya no supone un problema pero una vez que llegan arriba necesitan tener más tono en los brazos para impulsar el resto del cuerpo. Teniendo oportunidades como esta irán ejercitando el tono en los brazos, en la columna y en las piernas.

El balancín parece un juego muy fácil pero no lo es. Están aprendiendo a subirse, es decir, a que el que esta subido baje el culete para que el otro pueda subir. Las conversaciones son para oírlas (Carla, de la otra clase, se ha acabado enrrabientando con Cayetana porque no se entendían. Ir al parque con los iguales implica relacionarse y poner marcha habilidades que sino, no se ponen en marcha. En este caso, el lenguaje verbal juega un papel fundamental). 

Pero lo acaban consiguiendo.

Y conseguirlo solos (con la tranquilidad del adulto que observa y espera) supone estas caras de felicidad. Conquistar aprendizajes desde la seguridad genera mucho placer.

Nuestro punto de vista de ver la psicomotricidad coincide mucho con Bernard Acoutirier. Si os interesa, ahí tenéis un referente para entender a la infancia desde la dimensión psicomotriz.

Siempre que el tiempo lo permita, iremos al parque, e iremos acompañados por familias. Si alguien quiere venir y no se apuntó en su momento, sólo tiene que decírselo a la profe para que lo tenga en cuenta.